Las instalaciones en exposiciones, lo vuelven a uno consciente de las paredes reales en vez de las paredes portátiles. Las paredes reales establecen un límite regular que hace que los objetos de arte sean realmente vistos. Con la precisión de la instalación los objetos de arte casi desaparecen. La apariencia inherente del sitio revela su «fenómeno» como un conjunto infinito. […] No es el objeto de arte que aprehendemos, sino todo el espacio que lo contiene. El lenguaje en este punto tiene el mismo peso que el material. Se evitan las categorías con significados hipertróficos y se desarrollan nuevas categorías como resultado directo del sitio. El significado lingüístico de una «pared» o «ventana» es reemplazado por superficies y líneas. Cuanto más exista el sitio como tal, menos necesita la prueba de las antiguas categorías de arte.
Smithson, R. and Jack D. Flam (1996) Robert Smithson: The Collected Writings. The documents of twentieth-century art; Berkeley, CA: University of California Press.