Este curso propone, desde una posición abierta y dispuesta a la experimentación, difuminar los límites de la dicotomía entre los territorios que autorizan el conocimiento (el profesor, el texto académico, etc.) y la vida, la experiencia. Propone a los estudiantes, desde la colaboración, construir la clase. Así, la invitación es a examinar, discutir, crear y llevar hasta las últimas consecuencias las posibilidades de lo portátil. Lo portátil, por ejemplo, en contraposición a la idea de levedad. Es también una invitación a asumir la investigación como una herramienta de curiosidad y de exploración, sin ser un lugar seguro, con reglas y metodologías estables y más bien contemplarlo como un lugar donde cabe y donde es posible hacer cruces entre los elementos más dispares: un mercado, una red social, una telenovela. Todo cabe, todo hace parte de una metodología cercana a la de la cultura visual, donde se encarna la criticalidad, como un modo de vivir en el mundo. Es decir, la investigación como una herramienta para explorar la vida. Hacer un viraje que parte por preguntarte ¿qué es algo? Hasta ¿Qué hace posible? Y empezar diciendo, siguiendo a Irit Rogoff, dónde nos sentamos ¿Dónde nos sentamos dentro de todo esto? ¿Cómo nos implicamos, cuando somos confrontados con algo, como espectadores, participantes o miembros de la audiencia?

 Los encuentros de arte portátil no son una estrategia para ilustrar una idea, suponen ir más allá y apelar a la contingencia. No es una estrategia empaquetada, propia de la cultura neoliberal, todo tiene que ser fácilmente envasable, empaquetado y diseminado. ¿qué significa que algo pueda ser mostrado o una exposición finalizada? La invitación del curso es a abordar esto, como un problema que alude a lo curaduría contemporánea. Así, este curso no trata solamente del arte portátil como un problema fácilmente abordable, sino de buscar la levedad como recurso y la posibilidad de explorar formas menos estáticas y pesadas como recurso de exhibición.  

6/1/2019

De pronto, hay una clase

Este curso propone, desde una posición abierta y dispuesta a la experimentación, difuminar los límites de la dicotomía entre los territorios que autorizan el conocimiento (el profesor, el texto académico, etc.) y la vida, la experiencia. Propone a los estudiantes, desde la colaboración, construir la clase. Así, la invitación es a examinar, discutir, crear y llevar hasta las últimas consecuencias las posibilidades de lo portátil. Lo portátil, por ejemplo, en contraposición a la idea de levedad. Es también una invitación a asumir la investigación como una herramienta de curiosidad y de exploración, sin ser un lugar seguro, con reglas y metodologías estables y más bien contemplarlo como un lugar donde cabe y donde es posible hacer cruces entre los elementos más dispares: un mercado, una red social, una telenovela. Todo cabe, todo hace parte de una metodología cercana a la de la cultura visual, donde se encarna la criticalidad, como un modo de vivir en el mundo. Es decir, la investigación como una herramienta para explorar la vida. Hacer un viraje que parte por preguntarte ¿qué es algo? Hasta ¿Qué hace posible? Y empezar diciendo, siguiendo a Irit Rogoff, dónde nos sentamos ¿Dónde nos sentamos dentro de todo esto? ¿Cómo nos implicamos, cuando somos confrontados con algo, como espectadores, participantes o miembros de la audiencia?

 Los encuentros de arte portátil no son una estrategia para ilustrar una idea, suponen ir más allá y apelar a la contingencia. No es una estrategia empaquetada, propia de la cultura neoliberal, todo tiene que ser fácilmente envasable, empaquetado y diseminado. ¿qué significa que algo pueda ser mostrado o una exposición finalizada? La invitación del curso es a abordar esto, como un problema que alude a lo curaduría contemporánea. Así, este curso no trata solamente del arte portátil como un problema fácilmente abordable, sino de buscar la levedad como recurso y la posibilidad de explorar formas menos estáticas y pesadas como recurso de exhibición.